En el sur de California, Estados Unidos, se encuentra el ácaro (Paratarsotomus macropalpis), capaz de recorrer una distancia 322 veces la longitud de su cuerpo en tan sólo un Segundo. El guepardo, en cambio, solamente recorre 14 longitudes de cuerpo por segundo. Si bien este pequeño arácnido es del tamaño de una semilla de ajonjolí, su velocidad es equivalente a una persona corriendo a más de 2 mil kilómetros por hora.
El ácaro fue descrito por primera vez en 1916, sin embargo, su sorprendente velocidad no fue descubierta sino hasta que se estudió con cámaras de alta velocidad. El físico Samuel Rubin, del Pitzer College, y su equipo observaron los movimientos del ácaro, tanto en un laboratorio como en su entorno natural, y se sorprendieron al constatar la habilidad con la cual puede desacelerar y cambiar de dirección.
Realmente se trata de un “súper ser”, pues además de ser veloz puede caminar sobre superficies a 60°C, temperatura que la mayoría de los animales no pueden soportar. Investigaciones futuras intentarán revelar cómo los ácaros pueden mover cada una de sus ocho patas 135 veces por segundo, lo que podría conducir al desarrollo de robots más ágiles.