Dicha afirmación fue concluida luego de un estudio de la Universidad británica de Kingston, que demostró que dejar la cama sin hacer favorece a que los ácaros (arácnidos que afectan principalmente a alérgicos y asmáticos), no tengan un lugar apto para desarrollarse en nuestro lecho.
Lo anterior se debe, principalmente, a la humedad, ya que estos bichos sólo habitan lugares húmedos, como los propiciados por el sudor de nuestros cuerpos mientras dormimos.
No obstante, si la cama se deja destendida, las sábanas y cobijas se airean, los ácaros de deshidratan y finalmente mueren.